La reciente demostración de ignorancia de Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro cae en un momento personal muy simpático. Por un lado, en la anterior publicación del blog hablé sobre la importancia de que los gobernantes gocen de una muy amplia formación académica y de gran capacidad de análisis, cualidades que no parece tener Peña Nieto. Por otra parte, da la casualidad de que en las últimas semanas la alta carga académica característica del fin de semestre me impidió escribir para el blog ya que había mucho que leer y escribir para la Universidad.

Si la media de libros que he leído en la Facultad es de 40 al año, no entiendo cómo es que Peña Nieto, que tiene licenciatura y maestría, no es capaz de nombrar tres libros que han marcado su vida. Considero que un maestro (que tiene maestría) debería manejar en su haber cuando menos 200 títulos que, claro, no deben ser todos los que ha leído porque antes de la Facultad cursó preparatoria, secundaria y primaria.

¡Es más! Aún suponiendo que el aspirante a dirigir por seis años el destino de la nación se conforma con cumplir el mediocre promedio de lectura de un libro al año, el candidato del PRI sale muy mal parado: Si Peña Nieto tiene 45 años de edad y si suponemos que empezó a leer a los 20 años (osea que la secundaria y el bachillerato se la vivió de vago), ya debería haber leído cuando menos 25 libros, lo que sigue siendo universo suficiente como para citar míseros tres títulos.

 

Desde luego que a todos nos ha pasado confundir los títulos y los autores de libros, pero divagar, tartamudear y caer en muletillas al responder al respecto de las obras que han marcado nuestra vida resulta excesivo. Si bien, tratar de responder esa pregunta con profunda honestidad puede resultar difícil, hacerlo al calor de un evento público es muy sencillo pero a todas luces Nieto trató de citar los únicos libros que ha leído en su vida.

En su página personal Peña asegura que su “compromiso por México surgió desde que era muy joven“, y que por esa razón es “orgullosamente priísta desde 1984“. Si su gran compromiso por la nación y su apego a la doctrina priísta es verdad, lo más lógico es que entre los libros que marcaron su actuar político estén ideólogos del PRI, por ejemplo, pudo aprovechar a uno de sus contemporáneos: Jesús Reyes Heroles, o ya de plano clásicos de su profesión: Kant o Bobbio, pero ni siquiera hizo eso.

Todo a pesar de que es licenciado por una la  Universidad Panaméricana que en su portal electrónico afirma que sus egresados “Poseen hábitos de investigación, estudio y lectura“, y que el prestigio de su Facultad de derecho “se fundamenta en la exigencia académica y la formación ética con una visión humanista-cristiana“. Nieto ni siquiera mencionó a qué pasajes de la biblia se refería. ¿Qué pensarán los profesores del candidato?

Hay quienes afirman que para gobernar no es necesario ser lector, yo creo que sí. Pero aún cuando esto no fuera cierto, la verdad es que para el ejercicio político cuando menos hay que saber contestar preguntas incómodas. Una y otra vez se ha demostrado que sin un guión Nieto es incapaz de articular una frase coherente. Si llega a Presidente ¿qué clase de políticas educativas impulsará si ni siquiera se preocupa por educarse a si mismo? (y tal parece que tampoco a sus hijos) ¿Cómo se enfrentará a los retos de su administración si hoy trata de escudar su error con el tonto argumento de que las “responsabilidades de su cargo le impiden leer” siendo que su principal medio de información política serán los informes escritos de las secretarías a su cargo?

Nieto no sólo es un ignorante (consecuencia de su nula lectura), además ni siquiera es un político hábil pues no pudo sobrellevar adecuadamente el error en la FIL. Grave error sería su designación como primer mandatario.

*NOTA ACLARATORIA: Nada tengo en contra de las instituciones que acreditan a Nieto como Licenciado y Maestro (seguro hay muy buenos alumnos), pero si yo fuera rector de alguna de ellas, definitivamente ya habría deslindado a la empresa de los desatinos de semejante egresado.