Cada año la provincia Tlalnepantla de la Asociación de Scouts de México A.C. (ASMAC) realiza un campamento competencia denominado SENDAS. El evento dura cuatro días y goza de mucha popularidad entre los Scouts de la Ciudad de México y al rededores.

En esta ocasión, además de regresar contento por el triunfo que cosecharon los muchachos y muchachas de la sección que tengo bajo mi cargo, me di a la tarea de escribir algunos pequeños relatos que dan cuenta de la actividad. Para hacerlo me propuse redactarlos inmediatamente después de que sucedieran los hechos y, sin esforzarme por cuidar el estilo, dejarlos en la cola de envío de WhatsApp para que al regreso a casa se enviasen todos los relatos al entrar en el área de cobertura telefónica.

DI 05:56hrs. Yo los mato.

El día empieza a clarear y los primeros rayos de luz nos regalan un incipiente horizonte que promete ser digno de una postal. Sin embargo, anoche pude entrar al sleeping hasta pasadas las dos de la mañana y aún tengo suficiente sueño y frío como para no disfrutar el momento y dudar de mi cordura ¡Qué diablos pensaba cuando decidí ser Scouter!

Tras unos pocos minutos el temblor de mis huesos me hace darme cuenta que la culpa no es del movimiento sino de Hilda e Iván. Ese par de tórtolos se les ocurrió compartir el sleeping más pequeño del mundo y ¡toda la noche mantuvieron una guerra fría -literalmente hablando- por su control!

Por supuesto, Hilda terminó explotando: “¡Chingaos Iván! ¡Me dejas todo el sereno a mí!”  Entonces la guerra -sin dejar de ser fría- se desató abiertamente. Y, bueno, como puedes imaginar, ante semejante forma gramatical me fue imposible seguir durmiendo… Eso y el elevado tono de voz, pero en especial la inusual forma de hablar de Hilda. ¿Quién aún usa la palabra “sereno”?

D1 08:30hrs. Jodida Burrocracia.

Algunas de las credenciales de mis muchachos aún dicen 2014 porque el ineficiente sistema de la Asociación no les ha hecho llegar las nuevas micas. Al momento de proceder al registro de mis participantes el staff  me advierte que aquello de la palabra de Honor Scout es un bien sumamente devaluado y que si no logro certificar la vigencia del pago que anualmente hacen mis chicos a la ASMAC, no les permitirán permanecer en el lugar.

Por supuesto, la intransigencia no es de ellos -en realidad son buenas personas- sino que responde a un reglamento interno que sirve sólo para garantizar la buena salud de las arcas escultistas porque es bien conocido el desamparo en que la Asociación ha dejado a más de un Scouter cuando sucede un accidente con los muchachos bajo su cargo.

Todos somos muy hermanos mientras haya liquidez pero en cuanto se acaba el dinero, se acaba el amor. Así que ahora debo buscar cobertura celular a 4 km del valle que utilizamos para acampar. Mi intención es pedir a la administradora del Grupo una impresión del sistema  informático de registro nacional para dar fe de la vigencia de la condición de Scouts de mis muchachos. ¡No sea que como los gringos, nos deporten por no tener green card! …Sólo espero que no quieran la impresión notariada, gulp.

D1 15:30hrs. Grandes héroes.

Curiosos efectos causa la emergencia. Basta una patrulla ausente en el pase de lista para intoxicar de adrenalina al equipo médico.

¡Un grupo no ha regresado! ¡hay que buscarlo!

De inmediato tres binomios provistos de camilla, botiquín y brújula corremos a la camioneta sin caja que nos llevará al perímetro del valle para iniciar una clásica búsqueda de barrido. El viejo artefacto maniobra sobre la terracería mientras que el jefe última instrucciones con un mapa entre las manos.

El vehículo apenas había transitado unos pocos metros cuando uno de los ocupantes señala al horizonte y pregunta: “¿No serán esos que vienen allá?”

A lo lejos cinco muchachos bajan con fatigosos pasos por la ladera del valle. En efecto, se trata del equipo perdido. Se manda a pie a una pareja para revisar su estado de salud y se ordena el regreso a base y con ello se derrama por los suelos la expectativa.

Cual perro que recibe un balde de agua fría, la camioneta gruñe un poco y regresa a su estacionamiento. Es tiempo de olvidar la posibilidad de una búsqueda en helicóptero y, definitivamente, ni siquiera pensar en una primera plana. Lástima por nuestros ímpetus pero bienaventurados sean los campistas: nosotros regresamos a pegar curitas.

D2 12:47hrs. Club de fans.

“Tenemos un cinco en base seis, respondan” escupe apenas inteligible la frecuencia del radio. Al eschucharlo Ernesto, Hilda y yo nos alegramos en secreto. Se supone que no deberíamos hacerlo, pero lo cierto es que para el equipo de servicio médico la inactividad es aburridísima.

Respondemos al llamado y conforme nos acercamos al herido, Hilda le reconoce y suelta un grito de alegría: “¡Ay! ¿Ya vieron quién es?” Se trata, ni más ni menos, del pequeño tropero Raúl. Un chiquillo que causa furor entre las chicas. Según parece, la divinidad tuvo con él excesivas atenciones y le proveyó de finas facciones y de una ternura que desarma a cualquiera, incluyéndome -lo confieso-.

Se trata de una lesión en la cadera, hay que inmovilizar y llevar a base para recibir fármacos y atención más especializada.

En el camino no faltan curiosos que se acerquen a husmear la camilla. Cada chica que pasa reconoce a Raúl y pregunta preocupada por su salud para luego compartir la noticia con otra fémina.

Al poco tiempo hay un pequeño grupo de chicas siguiendo la camilla y hablando bonito al niño, que si bien se mostró un poco abrumado al principio, terminó aceptando gustoso los mimos y atenciones ¿Quién hay que le den pan y llore?

Mientras tanto los camilleros no podemos evitar sentir un poco de envidia. No cabe duda que algunos nacen con estrella mientras que el resto… Bueno, a nosotros: el resto, siempre nos queda narrar en futuras ocasiones que salvamos a Raúl, el ídolo popular.

D2 17:50hrs. Conócete a ti mismo.

Cuan sabios eran los griegos que desde tiempos inmemoriales nos advirtieron de la necesidad de conocernos para ser felices, o por lo menos para no pasarla tan mal en el viaje de la vida.

Dos chicos se acercan a la carpa de servicio médico. Uno sirve de apoyo para el convaleciente que se acerca diciendo sus síntomas en voz alta:

Me duele la panza, me siento muy cansado y también veo como raro.
-El Jefe Edgardo le indica un lugar para sentarse e indaga- Interesante… ¿Qué comiste?
Nada… desde anoche no como nada.
-Entonces el paramédico voltea a ver al acompañante del enfermo y con profunda voz concluye terminantemente- Muchacho, lo que tu amigo tiene es una grave enfermedad, se llama: hambre.

Y yo, que en ese momento juego de voayeur clínico, me pregunto si efectivamente matará más el hambre que el desconocimiento del lenguaje de nuestro cuerpo.

D3 20:36hrs. Atole de nuez.

Descansan quienes durante horas anduvieron tras la necesidad ajena y que transportaron cuerpos extraños que ya no podían hacerlo por sí mismos. Charlan alegremente sentados en los mismos camastros que hasta hace poco soportaban los dolores y heridas de la faena, pero que ahora sirven para un propósito más noble: sostener la fraternidad.

Es el momento en que vendas y gasas dan paso a los alimentos nocturnos, a las bromas ligeras y, en general, a la alegría de compartir el servicio con mis hermanos, con mi Clan de Rovers.

Finalmente, cabe advertir dos cosas: la primera es que la presente es un ejercicio literario así que las descripciones realizadas no necesariamente coinciden con la realidad y la segunda es que LO AQUÍ ESCRITO NO REFLEJA NI EXPRESA EL PUNTO DE VISTA DE LA ASOCIACIÓN DE SCOUTS DE MÉXICO A.C O DE SUS ÓRGANOS O NIVELES DE ESTRUCTURA.

(Amplio agradecimiento a Daniela por provocar este ejercicio mensajístico.)