Este fin de semana se desarrolla la Asamblea Nacional de Asociados (ANA) de la Asociación de Scouts de México A.C. (ASMAC) y algunas personas me han preguntado por qué en esta ocasión no he realizado las acostumbradas reflexiones al respecto de este importante evento político de la organización. La verdad es que al respecto me gustaría decir que:

Sucede que cada año las presidencias de provincia (que representan la mayoría de los votos en la ANA) tienen quejas y decenas de sugerencias para mejorar la Asociación. Con cada análisis de la Asamblea y sus candidaturas recibo comunicaciones privadas en las que algunas presidencias me dicen cosas como: “Que bueno que escribiste eso” o “Expresas lo que todas pensamos pero no decimos“, y a pesar de ello siguen votando en el mismo sentido. Al punto de tener los desastrosos resultados de las últimas dos Asambleas. Entonces, me pregunto: ¿cuál es el caso de dedicar esfuerzos a promover causas justas en oídos sordos?

A veces pienso que problema es la falta de coraje: muchas presidencias están ocupadas por personas que tienen por objetivo de vida jubilarse con pantalones cortos. En lugar de buscar que su presencia en el movimiento sea algo relevante, de hacer de su gestión algo que verdaderamente alimente al Escultismo, se conforman por alargar su membrecía durante décadas como si eso significase algo. Les falta audacia.

Demasiadas presidencias (y otras personas con cargo de Asociadas) van por el mundo orgullosas de unas medallas de antigüedad que carecen de propuesta y presumiendo distinciones obtenidas a base de levantar la mano sin cuestionar al politburó que se beneficia política y económicamente de la organización.

Desde luego, esa búsqueda de inmovilidad (que algunas defienden como “experiencia”) les obliga a mantener el perfil bajo. A guardar silencio cuando ocurren injusticias. A votar siempre a favor de un Pozzi o de un Macías sin importar el sentido de sus acciones, para pretender el beneficio de su simpatía y seguir apareciendo en las fotos oficiales; aunque sea sólo en la gris periferia del marco.

Me gustaría decir que es una lástima porque la vida del movimiento ocurre justo bajo la administración de las presidencias de provincia: en los Grupos. De forma que en ellas, en las presidencias, está todo el potencial para mejorar y transformar al Movimiento. Ocupan un espacio privilegiado entre la operación y la gestión, son el vinculo que debería traducir las dinámicas vivas de las secciones al lenguaje esteril de la burocracia, y a pesar de ello muchas se han apropiado del discurso que las disminuye a meras evangelistas del cumplimiento irreflexivo e irrestricto del reglamento. Mismo que tal y cómo está escrito cobija los espíritus autoritarios. Presidencias vueltas representantes no de sus bases sino de la Oficina Nacional.

Reducidas por convicción propia a meros instrumentos de la estructura, demasiadas presidencias han renegado de la condición política de su encargo (en un sentido incluso aristotélico), y al hacerlo han renunciado a inspirar las mentes y corazones de la infancia y las juventudes, para conformarse con perseguir la métrica perenne del pago de cuotas.

Es una lástima porque al hacerlo dejan solas a las personas que verdaderamente buscan cambios audaces. Su conservadurismo lleva años obligando al movimiento a andar a pasos de tortuga.

En resúmen, me habría gustado decir todo eso sobre la Asamblea de este año, pero es una crítica demasiado dura. Sencillamente no creo que sea ese mi estilo pues carece de rigurosidad metodológica. No intenta explicar las dinámicas. No satisface métricamente el sentido de adjetivos subjetivos como “muchas” o “demasiadas” y no hace justicia a las presidencias que aún resisten. Honestamente, son palabras que se acercan demasiado a la emoción por sobre la razón. Así que no diré nada de lo anterior. En lugar de eso mejor expresaré lo siguiente:

Lamentablemente, ahora mismo mi vida laboral y académica me deja poco tiempo. Y las oportunidades de servicio que me quedan están concentradas en otros frentes sociales. Me gustaría regresar al Escultismo de tiempo completo en sección (especialmente en el roverismo) porque le agradezco muchísimo al Movimiento Scout y quiero seguir contribuyendo a su desarrollo, pero ahora me es difícil y no creo que pronto pueda volver a colocarme mi pañoleta de forma cotidiana.

No obstante, entre las candidaturas al Consejo Nacional hay una mujer de brillante perfil. Su trayectoria y prestigio le valen para que, si así lo desea, se respete su integridad e independencia al impulsar las decisiones correctas. Diana Carrillo tiene mucho potencial, pero necesita que no la dejen sola. Requiere el voto y el soporte de las personas asociadas que aún buscan significar la diferencia.

Las ideas manifestadas no reflejan o coinciden necesariamente con la opinión de la Asociación de Scouts de México A.C., sus provincias, grupos o secciones

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