Un café, una charla:

Piénsalo, pese a que los creyentes se oponen, hoy sabemos que desde el Big Bang a la fecha no hay evidencia de intervención divina alguna, todo cuanto existe y la forma en que lo hace es producto de millones de paulatinos procesos sujetos a las leyes químicas y físicas. El universo en su totalidad es resultado de una complejísima suma vectorial que, para fines prácticos, podemos llamar: casualidad.

Considera que la materia no se crea ni se destruye. Los átomos que te componen son los mismos que estaban al principio del Universo y que desde entonces han tomado mil y un formas distintas a la tuya. Bien podrían haber pertenecido a una silla, a un asteroide o a un perro pero hoy te pertenecen a ti. La suma vectorial de condiciones físicas y químicas constante durante millones de años ha conducido a que, entre millones de posibilidades, tus átomos se estructurasen en la forma única e irrepetible que eres tú.

Y aunque tu existencia es algo que vale la pena rememorar, yo particularmente lo hago, te pido que lleves la casualidad a algo más complejo que crearte a ti y a mi por separado, cosa que ya es bastante difícil. Pero piensa en que nos hemos encontrado ¡nuestras existencias han coincidido!

Tiene el universo una vida aproximada de trece mil setecientos millones de años. La humanidad existe desde hace tres millones, y nuestra esperanza de vida es de ochenta años. De forma que, las probabilidades de que coincidiéramos en el tiempo son tan sólo de: 0.000025% (25×10-6).

Es verdad que el cálculo es un tanto tramposo. En éste presupongo que teníamos que nacer en algún momento de la historia humana, entonces mejor hagamos algo, obviemos la posibilidad de que existamos en en un mismo tiempo. Pensemos sólo en espacio.

La Tierra tiene más de doscientos ochenta y cinco millones de kilómetros cuadrados (si sumas la superficie con agua es mucho más). Así, la probabilidad de que en el transcurso de nuestras vidas tú y yo coincidamos en un mismo kilómetro cuadrado, suponiendo que la Tierra está homogéneamente poblada, es de tan sólo 0.00000000035% (35×10-11).

¿Que si estoy inventando los datos?

Más o menos recuerdo el aproximado. Aunque mejor partamos del hecho de que coincidimos en el tiempo y en el país. México tiene un millón novecientos sesenta kilómetros cuadrados aproximadamente, lo que significa que siendo tú y yo mexicanos que habitan el país simultáneamente, las probabilidades de encontrarme contigo en el mismo kilómetro cuadrado son de 0.000000509% (5×10-7).

Sin duda no soy muy bueno en las matemáticas, el punto es que los vectores expresados por millones de años han determinado por casualidad que tú y yo coincidamos y eso, sinceramente, es un hecho verdaderamente sublime.

Y ya que estamos aquí, ¿qué esperamos para hacerlo sublime?

Después de ello, ella y yo decidimos buscar pretexto para calcular las probabilidades de coincidir en el mismo medio metro cuadrado. Mi estimado lector, deberías hacer lo mismo.

Actualización abril 2011: Hay una canción que ilustra un tanto lo dicho Coincidir