Se rompió el acuerdo de la comunidad estudiantil respecto a la fecha políticamente estratégica para levantar el paro. En una primera asamblea realizada el 6 de diciembre se establecieron tres condiciones mínimas para levantar el paro y una fecha máxima para sostenerlo, en caso de no alcanzar estas tres necesidades políticas:

1) Carta de no represalias
2) Compromiso de diálogo con fecha concreta.
3) Reconocimiento de una Asamblea Estudiantil como interlocutora.

 

En votación electrónica se preguntó sobre la fecha máxima para levantar las instalaciones con el objetivo de no desgastar innecesariamente al movimiento durante el periodo vacacional. La opción mayoritaria fue utilizar el periodo vacacional para recuperarse del desgaste político y acercarse a otros colectivos estudiantiles. No obstante, durante una muy larga y tensa asamblea desarrollada la noche del 12 de diciembre, un grupo se manifestó insistentemente por repetir la votación general respecto a la permanencia de la toma de instalaciones. Durante la reunión lograron realizar tres votaciones distintas, una tras otra, hasta que los votos favorecieron un acuerdo asambleario para convocar a sufragio electrónico a toda la comunidad y preguntar si se debían mantener las instalaciones durante vacaciones. El debate alcanzó tal tono que fue necesaria una breve suspensión de la sesión, debido a las ofensas por parte de partidarios de extender la toma.

 

Los resultados de la nueva votación general fueron casi un empate, ganando sostenerlo más allá del 17 de dic. Este momento dejó en claro la existencia de dos perspectivas encontradas respecto a: los métodos de decisión, la relación costo-beneficio de la toma y la manera de interactuar con otros actores (por ejemplo, la utilización o no de símbolos asociados al anarquismo).