Hace un par de semanas revisé la evolución histórica de la membrecía de la Asociación de Scouts de México A.C. (ASMAC), y como resultado de este ejercicio surgieron, entre otras cosas, dos cifras que llamaron notablemente mi atención: mientras que el 45% de los muchachos son mujeres, sólo el 16% de los liderazgos nacionales son femeninos. Esta aparente contradicción me llevó a profundizar más en el tema de género dentro de la ASMAC y estos son los resultados.

 I. Preámbulo histórico.

Como es sabido, los Boys Scout surgieron en 1907 como un movimiento exclusivo para varones (por eso el “boy”), lo cual es comprensible si consideramos que el Escultismo fue creado en el seno de la retraída sociedad de principios del siglo pasado y que tuvo por fundador a un hombre educado en la caduca moral victoriana del siglo XIX.  Ahora bien, comprensible no lo hace justificable. En la filosofía del movimiento no existe ninguna prohibición a la participación femenina y, de hecho, el humanismo impregnado en los valores Scout es contrario a toda forma de discriminación.

Afortunadamente, las mujeres inglesas se movilizaron muy pronto y apenas tres años después del campamento de Brownsea (1910), ya contaban con  nombre, programa y el sincero apoyo de la familia Badén-Powell; en particular de Agnes, la hermana del fundador. Así, de forma paralela los Scouts y las Guías se fueron expandiendo rápidamente por todo el mundo.

En México, los albores del movimiento son un tanto escabrosos. La situación social (revolución incluida) y la rivalidad entre distintas asociaciones de Scouts no ayudaron a la consolidación del Escultismo. Por ello no fue hasta 1926, dos décadas después de la fundación del Movimiento, cuando la Asociación de Exploradores de la República Mexicana (actualmente la ASMAC) obtuvo el reconocimiento formal de la Oficina Scout Internacional. Este momento es considerado como la fecha formal de nacimiento del Escultismo mexicano. Por su parte, el movimiento de Guías tardó cuatro años más (1930) en materializar su presencia en el país.

Mientras que en México se formalizaba el Escultismo, la cercana nación de Uruguay se sumaba a la tendencia global imperante en la época convirtiéndose en el primer país latinoamericano en reconocer el sufragio femenino. En cambio, en nuestra patria este avance se dio hasta 1947. Por lo que no resulta sorprendente que en un país con semejante retraso social, los Scouts también presentemos notables deficiencias en materia de equidad de género. 

Los derechos de las mujeres en las filas Scouts mexicanas empezarían a tener avances hasta el último cuarto del siglo XX. En 1975, durante el primer Foro Scout Nacional se presentó la primera deliberación formal en la que se abogaba por la inclusión de la mujer en las filas de la Asociación. Al respecto es útil recuperar las palabras que expresó Donají Alfaro al portal “Un silbatazo en la oscuridad en las que habla de cómo se vivían esos días:

“A los 10 años fui Guía, pero cuando tenía unos 12 empezaron a entrar mujeres a los Scouts, sin ser secciones oficiales. Los dirigentes no querían a las mujeres en sus grupos, pero los muchachos y las muchachas sí queríamos convivir. Nos empezamos a reunir bajo el sistema Scout, pero como las secciones femeninas no eran oficiales cada quien se llamaba como quería. En nuestro caso las niñas más chicas eran las pioneras y las más grandes les decíamos exploradoras.” Donají Alfaro

Tras un lustro de discusiones, en 1980 la Asamblea Nacional de Asociados por fin aprobó el ingreso de mujeres al Movimiento. Para entonces el escultismo nacional ya tenía 54 años de existencia y el país ya había experimentado a las primeras mujeres diputadas, senadoras y una gobernadora.

El siguiente avance democrático se dio hasta ya iniciado el presente siglo. Recuerdo que en 2003 el tema polémico entre los “adultos” del Movimiento era la creación de las secciones co-educativas. Con todo y que el calendario marcaba el siglo XXI había (y hay) opositores de las secciones mixtas. Aunque en lo operativo, la verdad es que mucho antes de que se aceptase el cambio, extraoficialmente ya muchos grupos trabajábamos de forma mixta a escondidas de la Oficina Nacional.

Finalmente, 85 años después de su fundación (¡85 años!) la Asociación de Scouts de México tuvo a su primera Jefa Scout Nacional. Sin duda un gran avance, pero a dos años de la elección de Lorena Gudiño, el liderazgo femenino en la ASMAC sigue siendo muy endeble.

[VERGONZOSA ACTUALIZACIÓN: En junio de 2017, una nueva administración presentó con bombo y platillo en la Cineteca Nacional un documental conmemorativo de los 90 años de Escultismo en México. En él se omitió mencionar la existencia de Lorena, hasta ahora única mujer que ha dirigido el movimiento y que fue expulsada en circunstancias muy extrañas.

En el filme siete hombres y ninguna mujer “hablaron de los acontecimientos más importantes que ha vivido el Escultismo en México“. El club de Tobi estuvo integrado por  Arturo León y Vélez Avelar, Presidente Nacional; José Luis Cárdenas Cortés, Jefe Scout Nacional; José Antonio Hernández Gallegos, Tesorero Nacional; Francisco Macías Valadez Treviño, Consejero Nacional; Antonio Pozzi Pardo, Expresidente Nacional; Héctor Robledo Cervantes, del Consejo de la Fundación Mundial del Movimiento Scout; y Raúl Sánchez Vaca, Director de la región Interamericana.]

 II. Nota Metodológica.

Después de obtener los resultados expuestos en Radiografía de la ASMAC 2013 y teniendo como contexto el devenir histórico ya expuesto, decidí profundizar en la distribución de cargos y posiciones de decisión en la Asociación. Para ello solicité vía correo electrónico a Francisco Araujo, Comisionado Nacional de Expansión, un concentrado por género y cargo. Sin embargo, ha pasado más de una semana y aún no recibo respuesta alguna de su parte. [Sobre el asunto ver aquí actualización.] Además, de 19 candidaturas que se han hecho públicas para la próxima Asamblea Nacional de Asociados, tristemente sólo 5 son mujeres. Por estas razones, decidí no retrasar más este estudio y mediante una búsqueda en google me hice de la información necesaria.

Para bien y para mal la ASMAC no presta los suficientes cuidados a los datos de sus integrantes. En internet, de acceso público, hay un listado de octubre de 2012 con los nombres, apellidos, provincia y grupo de 9 mil Scouters y Dirigentes de la Asociación. Desde luego, el archivo tiene algunas deficiencias; por ejemplo, no todos los elementos de la lista indican cargo o grupo. Sin embargo, a pesar de estos errores menores es material suficiente para realizar este estudio aproximativo a la realidad de género en la institución.

Después de depurar las deficiencias del listado, programé un algoritmo que contrastó cada elemento de la lista con una amplia base de nombres agrupados por género y así obtuve las cifras de mujeres y de hombres. Luego, como el objetivo de este estudio es revisar la distribución de liderazgos, descarté cargos y puestos intrascendentes como “asesor religioso de grupo” o “patrono de grupo”. Al final, la lista se redujo a 5,964 personas con datos completos, lo que representa, una muestra del  64.8% del universo total de Scouters y Dirigentes reportado en octubre de ese año por la propia Asociación. De forma que los resultados de este análisis son suficientemente representativos.

III. Resultados

A principios de este año la ASMAC reportó una membrecía total de 41,566 integrantes. De los cuales el 77% son Muchachos en alguna sección (con edades de los 7 a los 22 años) y el 23% restante son Adultos Responsables de sección o con cargo de Dirigente. Los Muchachos se distribuyen a razón de 0.81 chicas por cada chico y las filas de los Adultos, en general, tienen 0.97 mujeres por cada hombre. Es decir, nuestra membrecía en números absolutos está equilibrada en genero, pero este cociente varía a lo largo de la estructura de maneras muy cuestionables.

En la figura 1 se desglosan los porcentajes por género de los integrantes del Consejo Nacional Scout; de la Corte Nacional de Honor; la Comisión de Vigilancia; las Presidencias, Secretarías y Tesorerías de Provincia; las Jefaturas, Subjefaturas, Secretarías y Tesorerías de Grupo; y las Jefaturas y Subjefaturas de las distintas secciones. Según se puede observar, excepto por los estratos superiores, los porcentajes de mujeres y hombres rondan el 50% en números absolutos por lo que una visión superficial podría prestarse a confusión. Hay que recordar que igualdad numérica no significa equidad y que, como toda organización jerarquizada, en la Asociación no es lo mismo estar en el último eslabón de la cadena de mando que en el primero. 

Si bien la estructura de la Asociación reconoce como máximo órgano de decisión a la Asamblea Nacional de Asociados, dado que ordinariamente se reúne sólo una vez al año, en términos reales los que dirigen en última instancia a la ASMAC son los integrantes del Consejo Nacional Scout, que según las cifras obtenidas en el estudio, tienen una lamentable participación de tan sólo 0.15 mujeres por cada hombre. Un órgano que debería representar a una colectividad equilibrada en genero pero que es de las partes más desiguales de la organización.

   

Mientras que en la Manada de Lobatos la mayoría de Scouters son mujeres, en el Consejo Nacional Scout sólo 2 de 15 miembros son féminas. En la Corte Nacional de Honor sólo hay una mujer y en la Comisión de Vigilancia los tres integrantes son hombres. Los liderazgos nacionales, contrarios a la integración de su base, están copados por varones.

Sin embargo, la relación hombres-mujeres no es necesariamente definitiva de conclusiones. Como se puede ver en la figura 1, la Manada de Lobatos o la Tropa Scout distribuyen a sus Scouters de forma más equilibrada numéricamente entre hombres y mujeres, pero no por ello son más equitativas que el Consejo Nacional o la Comisión de Vigilancia. Como se expone más adelante, es en la diferencia entre ser titular o ser subordinado, y no en la relación de entre hombres y mujeres, donde se esconde la inequidad de género en la ASMAC.

“El Patriarcado es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres, el marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos e hijas, y de la línea de descendencia paterna sobre la materna” Colodron A.

= Las Provincias =


Según el artículo 49 del Reglamento de la Asociación,  la Presidencia de Provincia es electa mediante voto de los Jefes (¿as?) de Grupo. En ningún ordenamiento se menciona requisito o impedimento de género para ser elegido. Sin embargo, las votaciones históricamente favorecen a los candidatos masculinos que, además, regularmente son los únicos contendientes.

Esta preferencia por Presidentes hombres antes que mujeres, puede explicarse de dos formas:

  1. En México tradicionalmente el liderazgo está asociado a una figura masculina, por lo que ni los votantes masculinos ni las femeninas sufragan a favor de candidatas; y
  2. Las mujeres no sienten la posibilidad de ser elegidas (dados los resultados históricos) por lo que ni siquiera se postulan al cargo.

En cualquiera de los casos, es evidente el machismo, consiente o inconsciente, que si bien no es un fenómeno exclusivo de la Asociación si representa un problema urgente de resolución.

Además, de que por cada hombre como Presidente de Provincia hay tan sólo 0.22 mujeres. Por cada hombre como Secretario de Provincia hay casi 3 mujeres y por cada Tesorero 1.6 féminas (ver figura 2). Resulta paradójico que tácitamente se reconozcan las habilidades administrativas y contables de las mujeres asignándoles estos puestos pero que aún así, las posiciones de liderazgo titular se les niegan; no en estatutos, no en reglamentos, pero sí en nuestras mentalidades propias del siglo XIX.

= Los Grupos =


A nivel Grupo Scout la desigualdad prácticamente no mejora. Como en Provincia, los liderazgos titulares son reservados para hombres mientras que las mujeres son relegadas a posiciones, si bien secundarias, sustanciales para el funcionamiento de la estructura.

Según las estadísticas globales, en la dirigencia de los Grupos hay un 51% de mujeres y un 49% de hombres. Pero en las estadísticas particulares de los cargos podemos ver que por cada hombre como Jefe de Grupo, hay apenas 0.47 mujeres, y por cada subjefe de Grupo hay 0.41 subjefas. En cambio, por cada hombre que desempeña las funciones de Secretaría o Tesorería de Grupo, hay más de 3 mujeres (ver figura 3).

En su artículo 17, el reglamento de la Asociación indica la forma en que estos cargos son electos: la Jefatura de Grupo es propuesta por el Consejo de Grupo y es aprobada por el Consejo de Provincia. Por su cuenta (y aquí lo relevante) los cargos de Subjefatura, Secretaría y Tesorería de Grupo son propuestos por el propio Jefe de Grupo y aprobados por el Consejo de Grupo que preside el Jefe.

Es decir, las propuestas del Jefe de Grupo para estos cargos son ratificadas por el Consejo de Grupo que  previamente reconoció su liderazgo. Entonces vale mucho la pena preguntarse: ¿por qué motivo los Jefes de Grupo prefieren proponer hombres como sus Subjefes y mujeres como su Secretarias y no al revés?

 

Si la notable diferencia entre cargos ocupados por cada género se debiese únicamente a la ausencia de mujeres (cosa que no es cierto porque hay casi una mujer por cada hombre), las líneas que representan a la mujer en las figuras 2 y 3, deberían ser rectas. Si lo que faltan son mujeres, esta línea estaría por debajo de la línea azul y si hay muchas más mujeres, estaría por encima. Pero cuando encontramos que hay pronunciados picos al cambiar entre uno y otro cargo, la conclusión se vuelve ineludible:

El Escultismo mexicano relega a las mujeres a posiciones de subordinación y roles tradicionalmente asociados a una idea caduca respecto de su sexo.

De manera consciente o inconsciente, la Asociación hace vista ciega de los valores y filosofía Scout y perpetúa constantemente el machismo imperante en la sociedad mexicana.

 

= Las Secciones =


Las conclusiones previas se ven reforzadas al revisar las estadísticas de Scouters según las distintas secciones. Como se puede observar en la figura 4, independientemente de su género, conforme las y los muchachos se hacen mayores, tratan cada vez con menos Scouters femeninos.

Al ingresar al Escultismo, la lobata o el lobato (6 a 10 años) tendrán como responsables a 1.4 mujeres por cada hombre. Pero cuando esta misma lobata o este mismo lobato llegue a Clan de Rovers (18 a 22 años) la presencia de mujeres adultas no-muchachas en su sección habrá disminuido en un 65%, llegando apenas a 0.52 Consejeras por cada Consejero de Clan.

Dado que en todas las secciones la proporción por género de los muchachos se mantiene constante a 0.8 chicas por cada chico (bastante parejas), la única forma de explicar la significativa curva descendiente de la figura 4 es mediante el machismo: en la Asociación la mujer es orillada a desempeñar el papel tradicionalmente asumido de “criadora de infantes” pero se le aleja de ellos conforme estos crecen.

Es paradójico que teniendo secciones co-educativas, en la edad de Comunidad (14 a 18 años) cuando los muchachos más requieren orientación relacionada a temas de sexualidad y género, la presencia de las mujeres adultas sea significativamente inferior a la de hombres. ¿En qué medida esto afectará la formación que les damos?

“En cuanto a la distribución por género, en general todas las secciones mantienen la relación de 0.8 chicas por cada chico.Mientras que la Manada (0.806) y la Tropa (0.803) mantienen valores casi idénticos, la Comunidad (0.859) y el Clan(0.829) llevan delantera en cuanto a equilibrio numérico de género.” Radiografía de la ASMAC 2013

Ahora bien, regresemos a lo dicho antes: la relación numérica dice algo, pero no lo dice todo. Procedamos entonces a desglosar la figura 4 por cargos, no sin antes recordar que cada Sección puede tener múltiples Subjefaturas pero sólo una Jefatura (ver fig. 5).

Las cifras nos muestran que, contrario al resto de la estructura, la presencia femenina es bastante más alta en la Manada. No obstante, los hombres como Jefes (y no como Subjefes) siguen disputando una cifra alta en la sección más joven. En la Tropa las cifras se equilibran pero luego en Comunidad y Clan se vuelven a disparar en perjuicio del liderazgo femenino. Todo en consonancia con la curva descrita en la fig. 3.

IV. A manera de conclusión

El que Lorena o cualquier otra mujer llegase a una posición tan elevada en la estructura de la Asociación es un avance digno de reconocimiento, pero mientras las cifras de distribución de liderazgos y cargos siga siendo tan desigual, tener a una mujer como Jefa Scout (o en cualquier otro puesto elevado) será simplemente una quimera discursiva con la cuál se justifica y se elude el problema de discriminación presente en la ASMAC.

Desde luego, es claro que el machismo no es una característica de la Asociación como institución sino un fenómeno social nacional, porque la discriminación es una construcción social en la que tanto hombres como mujeres, con intención o sin ella, consientes o sin saberlo, practicamos y perpetuamos esquemas de marginación “suaves” y no tan suaves. No obstante, reconocer que discriminamos o que podríamos estar realizando actos de discriminación sin saberlo, es el primer paso para erradicar el problema. Y…

Si en realidad los Scouts profesamos la filosofía que pregonamos, nuestras cifras de liderazgo deberían ser notablemente diferentes a las que actualmente son.

Necesitamos educarnos. Estamos urgidos de analizarnos críticamente y de aceptar (y decir) las cosas como son. Ya llegamos tarde al reconocimiento del sufragio femenino y de su inclusión, no hagamos lo mismo en equidad de género, diversidad sexual, discapacidad y otras tantas áreas que parece que no queremos ver. La Asociación debe ser referente en la materia y no el actor que siempre llega al último. Por los valores que los Scouts promovemos y defendemos, deberíamos ser punta de lanza de las prácticas democráticas e incluyentes. 

 
Os recuerdo que todas las palabras y opiniones aquí vertidas son, por su propia naturaleza, subjetivas y no están exentas de error (se recomienda prudencia al lector) y que se expresan bajo el cobijo de la libertad de expresión, y únicamente con la intención de favorecer el debate público en beneficio de la Asociación. Ahora bien, aunque es evidente, no está demás aclarar que LO AQUÍ ESCRITO NO REFLEJA NI EXPRESA NECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE LA ASOCIACIÓN DE SCOUTS DE MÉXICO A.C. NI DE NINGUNA DE SUS PROVINCIAS, GRUPOS O SECCIONES.
 
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